Historia del Tarot en Europa, Tarot de Marsella.

 

Las primeras referencias del uso de el tarot en Europa se remontan a 1367. Hay referencias documentadas que en ese año, Konrad Justinger emitió una ordenanza, en la ciudad de Berna en Suiza, prohibiendo los juegos de cartas. A partir de ese año, se encuentran evidencias documentadas sobre el uso de la baraja en diversas ciudades de Suiza y el Norte de Italia.  Según dichas evidencias se puede concluir que hasta entonces era un pasatiempo nuevo siendo desconocido hasta ese momento.

En la contabilidad llevada por el tesorero del rey Carlos VI de Francia en 1392 se asentó el pago de 56 Soles de París a: Jacquemin Grigonneur, un pintor de la época, por la creación de tres mazos de cartas, de diferentes modelos: unas eran doradas y otras coloreadas, y llevaban ornamentos varios, para la distracción del rey.

Los naipes del arcano mayor más antiguos que se conservan son del al llamado Tarot Visconti del que se conservan once juegos de cartas. La mayoría de los naipes se le consideran obra del artista Bonifacio Bembo y reposan en varios museos, colecciones privadas e instituciones. La data del mismo se sitúa entre 1428 y 1450 y está compuesto por hermosas imágenes pintadas a mano sobre fondos dorados. Peculiarmente, estos juegos carecen de los arcanos de «El Diablo y La Torre».

Según registros de Umbría se celebró un sermón entre 1450 y 1470, donde aclaran que habían tres clases de juegos de fortuna:el primero eran los dados, los segundos eran las cartas y por último los llamados triunfos (trionfi). De estos últimos se conocía para la época que eran 21 triunfos y, se consideraban los 21 escalones de una escalera que conducía al hombre a las profundidades del infierno. De estas notas se infiere que para la época el tarot se le llamaba «triunfi» y no se le asociaba con los naipes normales de juego.  Encontrándose en  dichos registros el siguientes asiento: «no hay nada tan odioso a Dios como el juego de los triunfos».

Así se puede afirmar que las primeros mazos de estas barajas en Europa fueron auténticas obras de arte, realizadas por  artesanos y artistas de renombre y otros anónimos en la historia. Su elaboración era totalmente a mano y era un lujo que solo podían ostentar los nobles ya que su valor era elevado. Pero con la invención de la imprenta y su uso extendido por Europa para el siglo XV, aceleró la popularidad de estas cartas extendiéndose a los estratos sociales de menores recursos. Para aquel tiempo su impresión era en blanco y negro y posteriormente se coloreaban a mano.

La creación de diferentes versiones del tarot invadió Europa, encontrándose con juegos de 98 naipes, de 100 y hasta de 140. Algunos incluían símbolos tan heterogéneos como símbolos astrológicos o teológicos. Usándose principalmente para jugar y sin mayores cambios a través del tiempo.

Con su popularización y uso extendido, se generó la persecución religiosa contra su uso, censurándolos en  gran parte de España e Italia. Para 1452 Juan Capistrano ordenó la quema de una gran pila de cartas en el mercado de Nuremburg y a pesar de esta persecución, las personas continuaron usando las cartas tanto con fines lúdicos como adivinatorios.

En la ciudad de Marsella a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, se fabricó un mazo de cartas  que sin imaginarlo, se hizo la representación estandarizada del Tarot convirtiéndose en el más conocido, propagado y utilizado hasta finales del siglo XIX, conservándose su uso y estudio hasta hoy en día. Siendo muy valorado por la gran cantidad de elementos esotéricos que contiene. Se presume que los artistas encargados de su diseño y creación debieron ser personas con gran inquietud  la nivel espiritual o trascendente, que pertenecieron a alguna hermandad iniciática, prolongándose su uso hasta el presente.

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